DIA DEL TRABAJO.
Tiempos de piratas y esclavos
Virgilio LevaggiEste año se cumple la primera década de la Declaración de los Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo de la OIT (1998). Entre ellos destaca el combate contra la esclavitud como pauta civilizatoria, pues ella constituye una grave violación de los derechos humanos y una restricción de la libertad personal.
A principios del siglo XXI hay más esclavitud que en ningún otro momento de la historia, según la edición –en español– de la revista Foreign Policy, de este mes.
En su Convenio 29 (del año 1930), la OIT define como trabajo forzoso "todo trabajo o servicio exigido a un individuo bajo la amenaza de una pena cualquiera y para el cual dicho individuo no se ofrece voluntariamente". En 1957 la OIT sancionó otro Convenio (105) sobre la abolición del trabajo forzoso.
La OIT estima que son víctimas del trabajo forzoso al menos 12.3 millones de personas en todo el mundo, de las cuales 9.8 millones son explotadas por particulares o empresas privadas, y más de 2.4 millones son víctimas del trabajo forzoso como consecuencia de la trata de personas. Las 2.5 millones restantes se ven obligadas a trabajar para el Estado o para grupos militares rebeldes. Se estima que los menores de 18 años representan entre el 40% y el 50% de todos los trabajadores forzosos. Las mujeres y las niñas representan casi la totalidad de las víctimas de la explotación sexual con fines comerciales y el 56% de las víctimas de explotación económica forzosa. El mayor número de trabajadores forzosos se encuentra en la región de Asia y el Pacífico. Casi un millón 300 mil personas trabajan forzadamente en América Latina y el Caribe.
La esclavitud no desapareció en el siglo pasado, hoy –en Haití– se puede conseguir un esclavo por 50 dólares, según la investigación de Benjamin Skinner. Él señala que hay 300 mil haitianos menores de edad que viven en régimen de esclavitud en su propio país. El tráfico de personas es una de las más grandes vergüenzas de la sociedad globalizada en la que nos toca vivir.
Como lo ha señalado el director general de la OIT, "el trabajo forzoso representa la otra cara de la globalización, una que le niega a las personas sus derechos fundamentales y su dignidad". Él destacó que "para lograr una globalización justa y un trabajo decente para todos, es esencial erradicar el trabajo forzoso". Quizás Ud. lector siguió los avatares de la embarcación española Playa de Bakio recientemente secuestrada en aguas somalíes. Se trata de una historia de piratas contemporáneos cuando creíamos que ellos y la esclavitud eran parte de un pasado superado por el género humano.
Estimado lector, no creo que Ud. haya leído una noticia que apareció, antes de terminar abril, en la prensa española cuando se anunciaba el pronto retorno de la tripulación del Playa de Bakio a sus hogares: 3 mil portugueses fueron esclavizados en la vendimia española. 28 personas, la mayoría portugueses, actuaban como auténticos esclavizadores del siglo XXI. Sus víctimas eran habitantes de barrios marginales de la ciudad de Oporto, principalmente integrantes de familias desestructuradas, analfabetos y adictos a las drogas y alcohol. Los tratantes de personas se quedaban, a través de diferentes estratagemas, con el dinero que recibían estos esclavos contemporáneos por el trabajo que realizaban en La Rioja. También hay historias como estas en el sur de la civilizada Italia.
La promoción del trabajo decente es una causa plenamente vigente cuando se han retomado prácticas atentatorias de la dignidad humana que se creían superadas y resulta central para la plena vigencia de los derechos humanos en la globalización.
El autor es director de la OIT para Centroamérica, Haití, Panamá y República Dominicana
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