Reflexión sobre la mentira del país que miente: Costa Rica, un país que conocerlo de verdad da pena. Si por ellos fuera se añadirían como un nuevo Estado-USA

CRICA Hipocrita

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Madrid, Madrid, Spain

domingo, 22 de junio de 2008

Por el matrimonio el hombre recibió ¢10.000,

COSTA RICA: Red trajo al país más de 400 dominicanas para prostitución
Víctimas empeñan sus casas ante la organización para financiar el viaje

Consulado tico tramita de 10 a 20 visas mensuales por matrimonio

Otto Vargas M. |

Milena es una mulata bronceada por el intenso sol del Caribe. De uñas carmesí, labios pintados, falda diminuta, la mujer dominicana juguetea con sus dedos mientras espera, nerviosa, que le tomen su declaración.

Frente a ella se ha sentado un hombre quien viste ropa casual y la observa

“¿Sabe quién es este hombre?”, le pregunta un policía de Migración.

Entonces duda, titubea. Teme dar una respuesta equivocada. Responde con un susurro: “Creo que lo he visto, es un abogado”.

“¿Está usted segura? –le cuestiona el oficial–, porque este hombre es su esposo”.

El matrimonio quedó certificado ante el Registro Civil, pero Milena y su cónyuge (una persona que vive en indigencia) nunca antes se habían visto.

La mujer es una de las “reclutas” de una poderosa red que a lo largo de los últimos años ha introducido al país más de 400 dominicanas para labores sexuales, confirmó el director de Migración y Extranjería, Mario Zamora.

Aquí sobreviven como “esclavas sexuales” mientras devuelven a la organización el dinero prestado para boletos aéreos, gastos de abogado y “adquisición” de maridos costarricenses.

Ellas (maestras, universitarias, operarias e incluso una mujer policía) empeñaron sus viviendas para obtener el préstamo por montos que no quieren revelar.

“Algunas son conscientes de la actividad a la que vienen; otras llegan engañadas y por sus deudas después no pueden negarse”, puntualizó Zamora.

Las autoridades se enteraron de la existencia de la red en noviembre pasado, cuando llevaron a cabo un operativo migratorio en Jacó, Garabito, Puntarenas.

Esclavas. De las 60 dominicanas detectadas en esa ocasión, 58 estaban casadas con ticos, pero ninguna conocía el paradero de sus cónyuges. Las autoridades identificaron a tres dominicanos –naturalizados costarricenses– como cabecillas de la organización: un empresario (dueño de locales en San José), un músico especialista en bachatas y una mujer.

En principio, la red tramitaba visas para estilistas y cantantes, pero eso no hacía más que aumentar las posibilidades de rechazo.

Por eso el grupo cambió de estrategia. La red utiliza Nicaragua como puerto de entrada al Istmo.

De ahí cruzan a Costa Rica en forma ilegal (por no tener visa) con un único objetivo: formalizar un matrimonio con algún tico.

Algunas dominicanas admitieron haber pagado entre $170 y $400 a tres abogados de barrio México, en San José. Ellos, según Migración, trabajan para la organización.

Los enlaces se efectuaron en sitios públicos, como una acera en las cercanías de la terminal de buses de la Coca Cola.

Una vez casadas, las mujeres regresan a Nicaragua y de ahí parten a la isla para gestionar la visa. Es allá donde quedan al descubierto.

Algunas mujeres citan como dirección de sus cónyuges “calle México”, confundidas en realidad con barrio México.

Gerardo Madriz, cónsul de Costa Rica en República Dominicana, dijo que durante las entrevistas se percata de algunos de esos deslices, pero no puede hacer nada.

“Costa Rica es soberana y, aunque no está obligada a otorgar la visa por el simple hecho de que existe un certificado de matrimonio, estamos casi obligados en virtud de los pronunciamientos de la Sala Constitucional”, explicó Madriz.

Cada día entre 30 y 35 personas piden en esa embajada visa para viajar a Costa Rica. Por mes las autoridades consulares resuelven de 10 a 20 solicitudes de visa por reunificación familiar (matrimonio).

Según Madriz, durante las entrevistas las mujeres “se enredan en sus propios cuentos”. “Esto es algo que viene desde muy atrás”, manifestó el diplomático.

De regreso a Costa Rica, las dominicanas tienen dos años (antes de optar por la ciudadanía costarricense) para ofrecer servicios sexuales y pagar la deuda.

Muchas de ellas parten después hacia Europa bajo el amparo de la nacionalidad costarricense.

“Están aquí para pagar la deuda, aunque eso signifique esclavitud sexual. Sabemos que la red lo controla todo; las mujeres pagan en cuotas.

“Ellas viven amedrentadas y bajo amenaza. Eso evita el acto de liberación”, aseguró Zamora.

Doble cara. El jueves antepasado oficiales de Migración encontraron en un club de nudistas a una de las dominicanas que obtuvo su visa como cantante.

Ella se casó con un biólogo costarricense que por problemas de drogadicción vive en la zona roja de San José.

Por el matrimonio el hombre recibió ¢10.000, según reconoció ante Migración.

“El gran problema es que, si bien algunas de ellas dan detalles sobre la red, ninguna se atreve a declarar en su contra. Así es muy difícil hacer algo”, dijo Francisco Castaing, quien es jefe de la Policía de Migración.

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